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Cómo Vender una Propiedad con Inquilinos: Guía Paso a Paso para Propietarios

Two men in suits discussing documents in a modern living room with a 'For Sale' sign visible outside the window.

¿Sabías que vender una propiedad de alquiler con inquilinos es completamente legal? En efecto, la venta de una propiedad no termina automáticamente con los contratos de arrendamiento existentes, ya que estos se transfieren al nuevo propietario.

Sin embargo, este proceso presenta desafíos únicos que debemos considerar cuidadosamente. En primer lugar, al vender una propiedad con inquilinos en un contrato de arrendamiento, estamos obligados a informar a los posibles compradores sobre la ocupación actual. De hecho, en estados como Texas, no revelar esta información puede resultar en demandas y multas significativas.

Además, es importante entender que los inquilinos tienen derecho a permanecer en la propiedad hasta que finalice su contrato, incluso después de la venta. Esta realidad puede afectar el precio de venta, especialmente si los alquileres están por debajo del valor de mercado o si la propiedad muestra signos de desgaste.

A lo largo de esta guía, analizaremos paso a paso cómo navegar por este complejo proceso, desde los aspectos legales hasta las estrategias prácticas para mostrar una propiedad ocupada. Ya sea que estés considerando vender a un inversor que quiera mantener a los inquilinos o a un comprador que desee ocupar la vivienda, te proporcionaremos toda la información necesaria para tomar decisiones informadas y proteger tanto tus intereses como los derechos de tus inquilinos.

¿Es posible vender una propiedad con inquilinos?

La venta de una propiedad arrendada está completamente regulada por la ley. Aunque muchos propietarios dudan si pueden vender un inmueble mientras está ocupado por inquilinos, la respuesta es afirmativa. Sin embargo, este proceso tiene particularidades importantes que debemos conocer para proteger tanto nuestros intereses como los derechos de los arrendatarios.

Qué dice la ley sobre vender con arrendatarios

La Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), específicamente en su artículo 14, establece el marco legal para la venta de propiedades arrendadas. Este artículo fue modificado por el Real Decreto-ley 7/2019 de medidas urgentes en materia de vivienda y alquiler. Según esta normativa, el nuevo comprador de la vivienda queda subrogado en los derechos y obligaciones del arrendador original.

Cuando decidimos vender nuestra propiedad con inquilinos, debemos notificarles por escrito nuestra intención. El artículo 25 de la LAU establece que los inquilinos tienen derecho de adquisición preferente (tanteo y retracto), lo que significa que deben tener la primera oportunidad de comprar la propiedad. Para ejercer este derecho, el inquilino tiene 30 días naturales desde la notificación.

Si no comunicamos correctamente nuestra intención de venta o si las condiciones finales son más favorables que las ofrecidas inicialmente, el inquilino puede ejercer su derecho de retracto dentro de los 30 días siguientes a la notificación de la venta. No obstante, existe la posibilidad de incluir en el contrato de arrendamiento una cláusula en la que el inquilino renuncie a estos derechos.

Es importante destacar que, si el nuevo propietario adquiere la vivienda, está obligado a respetar el contrato de arrendamiento vigente durante los primeros 5 años si el arrendador es una persona física, o 7 años si es una persona jurídica. Esta obligación es especialmente firme cuando el contrato está inscrito en el Registro de la Propiedad.

Por otro lado, si el contrato no está inscrito en el Registro, el nuevo propietario podría rescindir el contrato si necesita la vivienda para sí mismo o para familiares en primer grado, respetando los plazos legales de aviso al inquilino.

Diferencias entre contratos fijos y mes a mes

El tipo de contrato de arrendamiento existente afecta significativamente el proceso de venta. Existen dos modalidades principales:

Los contratos a plazo fijo son los más comunes y establecen un período específico de vigencia, generalmente de 6, 12 o 15 meses. Estos contratos ofrecen mayor estabilidad, tanto para el propietario como para el inquilino. Para nosotros como vendedores, la principal ventaja es la seguridad de que el inmueble estará alquilado durante un período determinado, lo que puede resultar atractivo para inversores interesados en mantener el flujo de ingresos.

Sin embargo, esta modalidad también presenta desventajas. Si el comprador desea ocupar la vivienda, deberá esperar hasta la finalización del contrato, lo que puede complicar la venta. Además, los contratos a plazo fijo hacen más difícil la rescisión anticipada, tanto para el arrendador como para el arrendatario.

Por otra parte, los contratos de mes a mes (o contratos de alquiler mensual) se renuevan automáticamente al final de cada mes hasta que alguna de las partes decida rescindirlo. El período de aviso varía según la legislación local, pero generalmente oscila entre 7 y 30 días.

La principal ventaja de este tipo de contrato para la venta es la flexibilidad. Si el comprador desea ocupar la propiedad, el plazo de espera es mucho menor. No obstante, esta misma flexibilidad puede ser una desventaja, ya que el inquilino también puede marcharse con un aviso relativamente corto, lo que podría generar incertidumbre durante el proceso de venta.

Es recomendable evaluar cuidadosamente qué tipo de contrato tenemos vigente antes de poner la propiedad a la venta, ya que esto determinará en gran medida nuestras opciones y estrategias para maximizar el valor de la transacción.

Informar al inquilino y respetar sus derechos

La comunicación clara y el respeto a los derechos establecidos son pilares fundamentales cuando decidimos vender una propiedad con inquilinos. Este proceso requiere transparencia y conocimiento de las obligaciones legales que nos corresponden como propietarios, garantizando así una transacción sin conflictos.

Cuándo y cómo notificar la venta

Como propietarios, tenemos la obligación legal de notificar formalmente al inquilino sobre nuestra intención de vender la propiedad. Esta comunicación debe realizarse con suficiente antelación, específicamente un mínimo de 30 días antes de la fecha prevista para formalizar la compraventa.

La notificación debe ser por escrito y mediante un método que permita confirmar su recepción. El burofax con acuse de recibo es el método más recomendado, pues proporciona evidencia legal de la comunicación. En esta notificación debemos incluir:

  • El precio de venta establecido
  • Las condiciones esenciales de la transmisión
  • La fecha prevista para formalizar la compraventa

Es importante señalar que esta notificación tiene un periodo de validez limitado. Los efectos de la comunicación caducarán a los 180 días naturales desde que se realiza, lo que significa que si la venta no se concreta en ese plazo, deberemos enviar una nueva notificación.

Derecho a permanecer hasta el fin del contrato

Uno de los derechos fundamentales del inquilino es el derecho de permanencia. Esto significa que, independientemente de la venta, el arrendatario puede continuar habitando la vivienda hasta que finalice su contrato de alquiler.

Según el artículo 14 de la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), el nuevo propietario está obligado a respetar el contrato de arrendamiento vigente durante los primeros 5 años si el arrendador es persona física, o 7 años si es persona jurídica. Esta protección es especialmente sólida cuando el contrato está inscrito en el Registro de la Propiedad.

Sin embargo, existen algunas excepciones. Si el contrato no está registrado, el nuevo propietario podría solicitar la finalización del contrato si demuestra que necesita la vivienda para uso propio o para familiares de primer grado, aunque siempre respetando los plazos legales de aviso.

Derecho a la privacidad y al aviso previo

Durante el proceso de venta, el inquilino mantiene su derecho a la privacidad y la inviolabilidad del domicilio, amparado por la Constitución Española. Esto significa que no podemos entrar a la vivienda para mostrarla a potenciales compradores sin su consentimiento expreso.

Para organizar visitas con posibles compradores, debemos:

  1. Solicitar permiso al inquilino con antelación
  2. Coordinar horarios que sean convenientes para él
  3. Respetar su decisión si se niega a permitir las visitas

La Constitución establece claramente que “el domicilio es inviolable” y que ninguna entrada puede realizarse sin el consentimiento del titular. No obstante, si el inquilino accede a colaborar, es recomendable establecer un acuerdo por escrito que detalle las condiciones de las visitas.

Si el contrato de arrendamiento incluye una cláusula específica sobre visitas en caso de venta, esta será válida siempre que haya sido aceptada libremente por el inquilino. De lo contrario, cualquier cláusula que obligue al inquilino a permitir visitas sin su consentimiento podría considerarse nula.

En definitiva, mantener una comunicación abierta y respetuosa con el inquilino durante todo el proceso de venta no solo es una obligación legal, sino también la mejor estrategia para facilitar la transacción y evitar posibles conflictos que podrían retrasar o complicar la venta de nuestra propiedad.

Opciones de venta según el tipo de comprador

Al momento de vender una propiedad con inquilinos, existen distintas estrategias según el perfil del comprador potencial. Cada opción ofrece ventajas e inconvenientes que debemos evaluar cuidadosamente para maximizar el valor de nuestra inversión.

Vender a un inversor que mantenga al inquilino

Los inversores inmobiliarios representan una excelente alternativa cuando queremos vender una propiedad con inquilinos. Estos compradores valoran especialmente la rentabilidad inmediata que ofrece un inmueble ya arrendado.

Un inversor analizará meticulosamente todos los aspectos económicos de la propiedad, incluyendo:

  • El potencial del barrio y su ubicación estratégica
  • El precio actual del alquiler y su margen de crecimiento
  • El perfil de los inquilinos y su historial de pagos
  • Los gastos asociados (comunidad, IBI, mantenimiento)

La principal ventaja es que el inversor no busca ocupar la vivienda, por lo que mantener al inquilino resulta beneficioso para todas las partes. De hecho, muchos inversores consideran una propiedad alquilada como “la inversión inmobiliaria perfecta para quienes buscan rentabilidad asegurada sin invertir tiempo” en buscar nuevos arrendatarios.

Sin embargo, es posible que debamos ajustar el precio de venta, ya que los inversores esperan obtener descuentos para asegurar su margen de beneficio.

Vender a un comprador que quiera ocupar la vivienda

Cuando el potencial comprador desea habitar la propiedad, la situación se complica. En este caso, el nuevo propietario debe respetar el contrato de arrendamiento hasta su finalización según establece la LAU, especialmente durante los primeros cinco años si el arrendador es persona física o siete años si es persona jurídica.

Para este tipo de comprador, es fundamental explicar claramente las condiciones del contrato actual y las opciones disponibles:

  1. Esperar a que finalice el contrato para ocupar la vivienda
  2. Negociar con el inquilino una rescisión anticipada, generalmente mediante una indemnización
  3. Si el contrato no está inscrito en el Registro de la Propiedad, podría solicitar la finalización si demuestra que necesita la vivienda para uso propio

Es importante destacar que esta opción suele requerir más tiempo y posiblemente una inversión adicional para compensar al inquilino.

Ofrecer la propiedad al propio inquilino

Antes de explorar otras alternativas, debemos considerar la posibilidad de vender la propiedad al actual inquilino. Esta opción no solo es legalmente preferente sino que además puede simplificar enormemente el proceso.

De acuerdo con el artículo 25 de la LAU, el inquilino tiene derecho de adquisición preferente (tanteo y retracto). Esto significa que debemos notificarle formalmente nuestra intención de venta, el precio y las condiciones, otorgándole 30 días naturales para decidir si desea comprar la propiedad.

Si el inquilino acepta la oferta, dispone de 180 días para formalizar la compra. Si la rechaza, podemos proceder con la venta a terceros, aunque el inquilino mantiene su derecho a permanecer en la vivienda según lo estipulado en su contrato.

Esta alternativa elimina la necesidad de coordinar visitas y evita posibles conflictos durante el proceso de venta, convirtiéndose potencialmente en la opción más eficiente para todas las partes involucradas.

Mostrar la propiedad sin conflictos

Uno de los mayores desafíos al vender una propiedad ocupada es lograr mostrarla a los posibles compradores mientras respetamos los derechos del inquilino. Esta situación requiere planificación, diplomacia y conocimiento de los límites legales para evitar conflictos que puedan entorpecer la venta.

Cómo coordinar visitas con el inquilino

La coordinación de visitas debe realizarse siempre con el consentimiento del inquilino. La Constitución Española establece claramente que “el domicilio es inviolable” y que ninguna entrada puede realizarse sin autorización del titular. Por tanto, no podemos obligar al inquilino a recibir visitas a menos que exista una cláusula específica en el contrato de arrendamiento.

Para organizar estas visitas de manera efectiva:

  • Comuniquemos nuestra intención con suficiente antelación (generalmente entre 24 y 48 horas)
  • Adaptémonos a los horarios que resulten más convenientes para el inquilino
  • Mantengamos una comunicación transparente sobre el proceso de venta
  • Limitemos la frecuencia de las visitas para no interrumpir excesivamente su vida cotidiana

Incentivos para mantener el inmueble presentable

Ofrecer incentivos puede ser una estrategia efectiva para conseguir la colaboración del inquilino durante el proceso de venta. Algunas opciones a considerar son:

  • Reducción temporal del alquiler mientras dure el proceso de comercialización
  • Ayuda económica para gastos de mudanza si decide marcharse antes
  • Bonificación si la propiedad se vende dentro de un plazo determinado
  • Expresar nuestro agradecimiento por su cooperación continuada

Estos incentivos no solo facilitan las visitas, sino que también motivan al inquilino a mantener la propiedad en óptimas condiciones, factor determinante para impresionar a los compradores potenciales.

Qué hacer si el inquilino se niega a colaborar

Si después de nuestros esfuerzos el inquilino se niega a permitir las visitas, tenemos varias alternativas:

Primero, revisemos el contrato para verificar si existe alguna cláusula relacionada con las visitas en caso de venta. Si existe y ha sido firmada voluntariamente por el inquilino, podría ser de utilidad. Sin embargo, algunas fuentes legales consideran nulas las cláusulas que obliguen al inquilino a recibir visitas contra su voluntad.

En casos extremos, algunos expertos sugieren la opción “cash for keys” (efectivo por llaves), ofreciendo una compensación económica significativa (entre 5.000€ y 10.000€) para que el inquilino abandone la propiedad voluntariamente. Esta alternativa, aunque costosa, puede resultar más rápida y menos problemática que un proceso legal.

Si todas estas opciones fallan, podríamos necesitar asesoramiento legal especializado para encontrar una solución que respete tanto nuestros intereses como los derechos del inquilino.

Aspectos legales y financieros clave

La finalización de la venta de una propiedad con inquilinos implica aspectos financieros y legales específicos que deben abordarse meticulosamente. Estos elementos garantizan una transacción fluida y protegen los derechos de todas las partes involucradas.

Transferencia del depósito de garantía

Cuando vendemos una propiedad alquilada, el depósito de seguridad del inquilino debe transferirse al nuevo propietario. Esta transferencia es una obligación legal, no una opción. Como vendedores, debemos documentar claramente el monto exacto del depósito y cuándo fue pagado.

El nuevo propietario asume inmediatamente la responsabilidad de gestionar este depósito según las normativas vigentes. Por tanto, es fundamental incluir en la documentación de venta:

  • El monto total del depósito retenido
  • La fecha en que fue entregado por el inquilino
  • Cualquier deducción previa realizada (con justificación)

Al finalizar el contrato de arrendamiento, el nuevo propietario deberá devolver el depósito dentro de los 15 días posteriores a la salida del inquilino o enviar una notificación por escrito explicando cualquier retención parcial en un plazo máximo de 30 días.

Cláusulas en el contrato de compraventa

El contrato de compraventa debe incluir cláusulas específicas relacionadas con el arrendamiento existente. Según el artículo 14 de la LAU, estas cláusulas deben establecer claramente:

  • La existencia del contrato de arrendamiento vigente
  • La obligación del comprador de respetar los términos y condiciones del contrato
  • Los plazos mínimos que el nuevo propietario debe respetar (5 años si el vendedor es persona física o 7 años si es persona jurídica)
  • La transferencia de los depósitos de seguridad y alquileres prepagados

Asimismo, es aconsejable incluir información sobre el derecho de adquisición preferente del inquilino y si este ha renunciado formalmente a dicho derecho.

Obligaciones del nuevo propietario

El comprador de una vivienda alquilada adquiere automáticamente todas las obligaciones del arrendador anterior. Principalmente, debe:

  1. Subrogarse en la posición del vendedor como arrendador
  2. Mantener las condiciones del contrato existente hasta su vencimiento
  3. Gestionar correctamente el depósito de garantía
  4. Respetar los derechos del inquilino según la legislación vigente

Por otra parte, si el contrato de arrendamiento se extiende más allá del período mínimo legal y el comprador cumple ciertos requisitos legales, solo estará obligado a mantener el arrendamiento hasta completar dicho período mínimo. En tal caso, el vendedor deberá indemnizar al inquilino con una mensualidad de renta por cada año de contrato que no se cumpla.

Finalmente, es fundamental que ambas partes consulten con un especialista legal para garantizar que todos los aspectos de la transacción cumplan con la normativa aplicable y protejan adecuadamente sus intereses.

Conclusión

Consideraciones finales para una venta exitosa

La venta de una propiedad con inquilinos representa, sin duda, un proceso que requiere planificación meticulosa y conocimiento específico. A lo largo de esta guía, hemos examinado los aspectos fundamentales que debemos considerar como propietarios.

Ciertamente, la legislación española protege tanto nuestros derechos como vendedores así como los derechos de los inquilinos. Conocer a fondo la Ley de Arrendamientos Urbanos resulta esencial para navegar este proceso sin contratiempos legales. El respeto a los plazos de notificación, derechos de adquisición preferente y permanencia hasta finalizar el contrato no son opcionales, sino obligaciones legales ineludibles.

El tipo de comprador potencial determinará nuestra estrategia de venta. Mientras los inversores valoran una propiedad ya arrendada por su rentabilidad inmediata, los compradores que desean ocupar la vivienda necesitarán entender claramente las limitaciones temporales. Asimismo, ofrecer primero la propiedad al inquilino actual puede simplificar notablemente el proceso.

La comunicación transparente con el inquilino se mantiene como piedra angular para una venta sin conflictos. Los incentivos económicos pueden facilitar su colaboración durante las visitas, aunque debemos recordar que el respeto a su privacidad es un derecho constitucional.

Finalmente, la correcta transferencia de depósitos y la inclusión de cláusulas específicas en el contrato de compraventa garantizan una transacción legalmente sólida. El nuevo propietario debe comprender plenamente sus obligaciones respecto al inquilino existente.

Aunque vender con inquilinos presenta desafíos adicionales, una gestión adecuada del proceso puede resultar beneficiosa para todas las partes implicadas. La clave reside en equilibrar nuestros intereses económicos con el respeto a los derechos del inquilino, creando así un escenario donde todos ganan.

Recordemos que cada situación es única. Por tanto, consultar con profesionales inmobiliarios y asesores legales especializados antes de iniciar el proceso nos ayudará a tomar decisiones informadas y maximizar el valor de nuestra inversión sin comprometer nuestras obligaciones legales.

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